Sus segundos uniformes son del mismo modo blancos como el del club español. Es decir que ser pandillero está considerado por muchos como una auténtica forma de vida. Para los jóvenes pandilleros, su grupo (-su «familia»-) sigue siendo una parte medular de su existencia, en donde ser pandillero significa ser solidario, alimentar a otro pandillero, o asesinar por su pandilla.